El sol estrena rayos de piel. Así por tanto, la ciudad disfruta otra textura. Los Servitas hacen barroco del chocolate. La muerte se agría pensando. La Soledad es un cirio que se pierde. Un corral de la calle Sol, casa del rey moro, ecos de Trinidad... Y la ciudad es otra a esta luz. Hay una Santa Marina dentro de cada sevillano.
Antonio cattoni
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