La memoria traicionera aprovecha rendijas, ventanas saeteras para entrar, afortunadamente. Aquellos macarenos, aquellos trianeros, aquellos gitanos. Aquel pueblo. La noche es una fruta cortada hasta tres veces por el filo de una luna seca. En una de ellas, el Señor del Gran Poder pasa, causando una debacle de ternuras.
Antonio Cattoni
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