Un libro de amores,de flores
fragantes y bellas,
de historias de lirios que amasen estrellas;
un libro de rosas tempranas
y espumas de mágicos lagos
en tristes jardines, y enfermos jazmines,
y brumas lejanas de montes azules...
Un libro de olvido divino que dice
fragancia del alma, fragancia que puede
curar la amargura que da la distancia,
que sólo es el alma la flor del camino.
Un libro que dice la blanca quimera de
la Primavera,de gemas y rosas ceñida,
en una lejana, brumosa pradera perdida...
París, junio de 1901.
Juan Ramón Jiménez
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